Tres días, habían pasado desde el conflicto entre ella y Talía, mañana podría volver a entrenar como antes, aunque esos días habían sido un suplicio para Aisha.
La mirada de todas las lobas estaban sobre Kieran, el macho era un espectáculo para la vista de todas las hembras.
Había estado practicando con su entrenador mostrándole a todos movimientos precisos a la hora del combate cuerpo a cuerpo pero las hembras solo podían ver los músculos de sus brazos tensarse y flexionarse con cada ataque.
Aisha, por primera vez estaba aturdida siguiendo cada uno de sus movimientos con atención. Pero ese día todo se sentía diferente. El aire estaba cargado de tensión mientras observaba los músculos bien definidos de Alfa Kieran, como si estuviera hipnotizada.
Por más que intentaba concentrarse en aquellas rutinas, sus ojos se desviaban al sudor que caía por el cuerpo del macho. Había una atracción magnética imposible de detener, como si cada parte de él reclamará su atención. No sabía si era solo e