El pecho de Aisha subía y bajaba rápidamente con cada respiración. Estaba tirada sobre el suelo, completamente agotada con los entrenamientos mientras escuchaba a Dana, dándole indicaciones de qué mejorar.
Ella anotaba mentalmente todas sus tácticas y correcciones, sabiendo que ella tenía razón.
—Ahora los dejaré, necesito ir a una reunión con los ancianos y Kian.
—¿Es serio? —escuchó que su hijo le preguntó, pero Aisha ni siquiera hizo el intento por levantarse, demasiada adolorida.
Dana le sonrió a Kieran pasando una mano por su mejilla antes de liberarlo.
—No lo es, es sobre mañana.
Ninguno de los dos dijo nada más, y Aisha supo que se habían comunicado por medio de señas.
Quizás para que ella no se enterara de algo importante o secreto. No lo sabía.
—Ya lo sabes, cariño, no te sobres esfuerces, eres fuerte, así que no quiero que sobre pienses.
Ella sintió con la cabeza aún sin levantarse.
—Muchas gracias, Luna Dana.
Escuchó las pisadas de Dana alejarse después de despedirse, y ens