Aisha sintió como el aliento quedaba atascado en sus pulmones.
Cada parte de su cuerpo se estremeció en aquel momento notando la diferencia de su estatura con la suya.
Por lo general los machos con los que estaba acostumbrada a luchar eran muy altos pero el Alfa Kieran lo superaba a todos, sus hombros eran tan anchos como los de su padre, su mirada era aguda, penetrante e intensa lo que provocaba en ella la incomodidad instantánea. Sentía como si de alguna manera sus ojos estuvieran penetrando lo más profundo de su conciencia, sabía lo peligroso que era aquel macho más aún porque no se trataba de un híbrido común.
Él era un lobo salvaje.
Había escuchado historias maravillosas sobre su destreza a la hora de la lucha, ni siquiera se esforzaba por tener aquella fuerza privilegiada pero según todos había perdido la cabeza después de que asesinaran a su compañera e hijo.
Por eso ella temía enamorarse alguna vez, sabía que la familia era una debilidad.
Ella había crecido huérfana, nunca hab