—En seis días cumplirás los dieciocho, ¿Acaso no estás feliz? Yo quiero largarme de una vez por todas del Orfanato —habló Berenice comiendo junto a Aisha.

La loba se limitó a encogerse en hombros restándole importancia después de tragar la comida que había ingerido.

—No tenemos dónde ir, ¿A dónde otro lugar iríamos después de salir de aquí?

Ella entornó los ojos bufando.

—Por eso tienes que buscar un macho que pueda proveerte y al que puedas darle cachorros. Últimamente más ataques han estado amenazando las manadas. ¿Por qué hembras como nosotras arriesgaríamos nuestras vidas inútilmente? Somos más fáciles de perder.

—Habla por ti. No me gusta perder. Por eso me esfuerzo.

—Es que eres muy rara. La excepción a toda regla. ¿Acaso no quieres tener cachorros? Eres muy hermosa y sé que sabes perfectamente cómo seducir a los machos, ¿Por qué siempre has tenido esa obsesión por ser como la Luna Dana? Ella es la Gobernante del Oeste, tú eres una simple huérfana, nunca podrás tener su poder. De