60. Era lo que era
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Zaira
El hombre que se presentó como Adrián me sacó de aquel lugar caótico y me llevó a un hotel. Intenté disuadirlo, diciendo que no era necesario, pero su insistencia fue inquebrantable.
—Descansa. Luego podemos ir a un lugar más seguro —dijo con una mirada compasiva que no esperaba.
—Está bien —acepté a regañadientes, aunque agregué en tono firme—, pero le tomaré una foto al hotel y a tu auto.
Adrián rio entre dientes.
—No hay problema. Haz lo que te haga sentir segura —sus palabras me hicieron sentir segura.
Su actitud, aunque ligeramente relajada, resultaba tranquilizadora. Antes de subir a mi habitación, le envié un mensaje a Selena, informándole dónde estaba, quién me acompañaba, y actualizándola sobre lo ocurrido en la acera de su edificio. Me respondió con un simple: “Está bien, cuídate y avísame si pasa algo”
Cuando llegué a mi habitación, el cansancio acumulado me venció de inmediato. Era espaciosa, sencilla y, lo más importante, solo yo tenía la llave. Me tumbé e