XXXI. Errar es humano
- ¡¿Cómo se atreve Matthew a quitarte el niño? ¡Ahora mismo vamos al castillo Campbell y…!
- ¡Morag, ya basta! – detuvo Catriona, porque Morag en ocasiones era demasiado impulsiva y no analizaba el panorama general.
- ¡Pero madre, Ailsa tiene la custodia, entiendo que Matt esté molesto, pero esas no son formas de arreglar las cosas entre adultos!- le respondió molesta y mirando a Ailsa que a duras penas se había calmado.
Hace como unas dos horas, la había llamado llorando que si podía ir a su casa.
Morag se estaba quedando con su madre en la villa del campo y preocupadas le dijeron que viniera enseguida, que si era necesario buscarla.
Entre lágrimas le contó de su encuentro desagradable con Matt y que le quería quitar al niño y expulsarla de su vida.
Si no quería verla lo resistiría, pero sin su hijo no podía vivir.
- Ailsa hija, ahora que estás más calmada, permíteme hablarte como la persona con más experiencia de vida aquí- se sentó Catriona a su lado, en la cama que prepararon par