XLIX. Si, acepto
Sin la intervención de la madre de Oliver, ya todo el ambiente se respiraba con menos gases venenosos.
Valerie se seguía haciendo cargo del magnate, a pesar de que Oliver siempre tenía que estarla casi que obligando, para que regresara a casa a descansar.
Los padres de la chef, también los apoyaban demasiado, e incluso el padre de Valerie, iba con su juego de ajedrez a entretener a Oliver, decía que esa mente tenía que volverse a ejercitar.
En realidad, no era como si Oliver estuviese muy aburrido, en cuanto pudo, comenzó poco a poco a interesarse por las cosas pendientes en sus negocios.
Afortunadamente, tenía buenos socios y un secretario muy capaz. Tendría que duplicarle el sueldo a ese pobre hombre, que había asumido tanto, en este tiempo.
El problema más grande a resolver era su ex socio Jacob.
Antes del accidente, ya Oliver había dado los primeros pasos para disolver su cooperación, pero ante su coma repentino, Jacob aprovechó para presionar a la empresa de Oliver y sacar una m