Auracio
La levanto para llevarla a la habitación equipada para ello, con todo el equipo necesario para un quirófano.
- Ah.... ¡mierda....!
- Estará bien, cariño, eres fuerte. Eres la más fuerte.
- Cállate, Auracio, Haaaaa...... ¡mierda!
Partimos hacia la habitación preparada para el parto. Entramos, ella da vueltas:
- Deberías descansar un poco antes de empezar a caminar.
- ¿Qué sabes tú? No me enfades en el estado en el que estoy, si no, te haré pasar un mal rato. Hummmm.... duele.
Le acaricio suavemente la espalda.
- No lo toques. Así fue como te las arreglaste para dejarme embarazada.
Ella sigue caminando, agarrándose la cadera, se detiene un momento y me apunta con el dedo:
- Sepas que estás privado de sexo por diez años....no tendrás nada....hum.... ¡mierda....¡ eres tan malo!
Ella vuelve a caminar, el general y su esposa nos esperan frente a la puerta, la doctora llega.
- ¿Podemos esperar afuera?
- ¿A dónde vas? Vamos a dar a luz juntos como hemos lle