Ariane
Estoy en mi cama redactando en mi portátil unas instrucciones para mi corresponsal sobre el siguiente paso de nuestro plan para llevar a la quiebra la empresa de mis abuelos. Todo ha ido perfecto. Ellos están en una situación deplorable, pero el problema es que no puedo moverme, tengo que permanecer en este estado durante algunos meses más.
Mi prometido entra por la puerta:
- Cariño, necesitas descansar un poco, espera que te ayude. Me quita el ordenador de las manos para colocarlo sobre la mesa.
- Debes cuidarte, no falta mucho. Te amo, cariño. Eres muy fuerte. Si pudiera llevar dos en mi vientre, lo haría.
- Lo sé, amor. Pronto tendremos a nuestros hijos.
- Sí, ¿puedes salir de tu cama esta noche? Nuestros invitados han llegado y aún no han conocido a la anfitriona.
- Sí, haré un esfuerzo para salir esta noche.
- De acuerdo, te prepararé un baño.
- Sabes que no tengo ganas de lavarme.
- Lo sé, pero debes hacer un esfuerzo. Han pasado dos días desde que te negaste a l