Ariane
Me pongo sobre su sexo y me siento lentamente. Y vuelve a empezar, algo que nunca dejaré de hacer.
A la mañana siguiente, mi rey me trae el desayuno a la cama. Empiezo a reencontrarme con mi hombre, lo he echado tanto de menos, por fin, lo voy recuperando poco a poco. El médico gracias a quien fui encontrada, lleva una vida muy feliz con su familia en Japón, quiso ir a esconderse allí, ya que tiene una familia. Hemos engordado bien su cuenta bancaria antes de que se fuera. Estaba muy feliz, ya no tiene que trabajar por el resto de su vida.
- Hola, mi reina.
- Hola, mi rey.
- Te he traído comida. Pensé que necesitarías mucho descanso después de anoche.
- Deberías decir más bien esta mañana.
- Sí, ¿cómo estás?
- Soy la más feliz del mundo. Tengo a mi prometido que me adora y me lo demuestra, pronto tendré tres pequeños corazones que espero con ansias. ¿Qué más podría pedir? Soy muy feliz, pero muy cansada y, sobre todo, llena de dolor.
- He pedido a una masajista profesiona