Ariane
Una semana después
- Cariño, vístete, vamos a hacer un recorrido para verificar el estado de las cuentas de los diferentes bares y restaurantes.
- Puedes ir solo, no tengo ganas de moverme de aquí.
- Haz un esfuerzo, no tardaremos.
- No tengo intención de seguirte a ningún lado.
- ¿Y por qué?
- ¿En nombre de quién debería seguirte? ¿Quién soy para seguirte? ¿Tu puta? ¿Tu amiga? ¿Tu prometida? O ¿la madre gestante?
Sus ojos lanzan rayos, se acerca a mí enfadado:
- ¿Qué son esas historias otra vez?
- Cuando la gente te vea conmigo, se preguntarán quién soy y yo me hago esa misma pregunta. ¿Quién soy para ti?
- Pero, eres mi prometida y la madre de mi hijo, mi futura esposa.
- ¿Y qué lo prueba?
- ¿Cómo que qué lo prueba?
- ¿Qué se necesita para ser una prometida?
- Ah, ¿tu anillo? Entiendo, sepas que tu anillo te ha estado esperando bien calentito desde hace meses.
- ¿Cómo?
Se dirige a su caja fuerte en el vestidor y la abre, luego vuelve con una caja de terciopelo que me tiende: