Capítulo 39: Noche sombría

Ariane

- ¡Vamos entonces!

Salimos de su habitación para unirnos a los demás.

Llegamos al comedor y nos encontramos cara a cara con una mujer muy hermosa, sí, realmente es magnífica, pero mortal, no me gusta en absoluto. Me hace pensar en esas viudas negras que matan a todos los que se cruzan en su camino. Alex hace las presentaciones:

- Señorita Dos Santos, le presento a mi primo Auracio y a su prometida Ariane. Auracio y Ariane, les presento a Fabiola Dos Santos, una socia de negocios.

Auracio le extiende la mano para saludarla y puedo ver en sus ojos ese deseo de tenerla para sí. ¡Ella puede seguir soñando, petarda, ese hombre es mío y no lo comparto, ni siquiera por un segundo! Me acerco a mi bebé para marcar mi territorio. Lo alejo sutilmente de ella dándole un beso en la mejilla.

- Encantada, señorita.

- Encantada de conocerte.

¡No me gusta en absoluto! Es una petarda, estoy segura, tiene esa aura que no me gusta nada.

Nos damos un beso, luego nos seguimos para ir a sentarnos a cenar, la cena transcurre bien, ¡esa mujer es muy arrogante! Responde a las preguntas de los dos hombres sin rechistar, ¡en algunos puntos estoy de acuerdo con ella! No porque seamos mujeres debemos ser subestimadas.

Después de la cena, Angèle y yo vamos a la terraza para continuar nuestra conversación.

Mientras Auracio es llevado por Martha, la gobernanta de Angèle, van a resolver su problema porque, según Martha, Auracio no ha tenido la cortesía de llamarla en años. Alex y su invitada van a su oficina. Esta chica no me inspira confianza en absoluto, tengo ese sexto sentido sobre la gente, estoy segura de que si le proponen acostarse con nuestros hombres, nunca dirá que no, al contrario, nos bendecirá, es una sucia petarda, estoy segura, ¡la tendré bajo vigilancia! La vigilaré de muy cerca, sí, muy, muy cerca. Es una chupadora de pollas, apostaría mi mano a que sí.

- Entonces, ¿cuáles son tus actividades actualmente?

- Primero me ocupo de la gestión de la propiedad, pero también trabajo con Alex en su empresa, sabes que es un gran arquitecto, ¿fuera de su implicación con la mafia?

- No, no sé nada de él, en el mundo de los arquitectos es uno de los mejores en su campo, así es como se presentó a mí, no sabía que era un mafioso.

- Wow, es tan talentoso en su campo, ¿por qué complicarse la vida con la mafia?

- No tengo idea, me pregunto si no es un legado. Le preguntaré un día.

- Veo ante mí una mujer fuerte, solo necesitas asumir tu papel, y sobre todo debes vigilar bien a tu marido, tengo la impresión de que esta mujer tiene intenciones hacia él.

- ¿Qué? ¡No, no me digas eso! Es verdad que no estoy enamorada de él, pero me gustaría que supiera ahora que está casado y que él fue quien forzó este matrimonio, así que debe aprender a controlar sus deseos, si sabe que no puede ser fiel, no debería haberse casado para hacerme sufrir.

- Hay que tenerla bajo control, han estado encerrados allí dentro más de treinta minutos, si yo fuera tú, iría a ver si todo va bien allá.

- ¿Crees?

- Te lo aconsejo. Tengo un mal presentimiento sobre esta mujer. Es una devoradora de hombres.

- De acuerdo, voy a ver allá.

- Sí, ve, te espero aquí.

Ella se fue dejándome sola, esa mujer, oh esa mujer, es demasiado hermosa, no debería estar más de treinta minutos con un hombre en una oficina, encerrados los dos. Si fuera mi Auracio quien estuviera con ella, no lo habría dejado ni un segundo. A veces hay que saber prevenir antes que curar. Y Angèle que ve todo de color rosa, no sabe que no se debe confiar en un hombre. Incluso si confías, siempre hay que verificar, la confianza no excluye el control. Y ese es el caso de su marido, un hombre que, no hace más de un mes, estaba soltero, sería difícil para él mantener su junior en su calzón.

La costumbre es dura, para que él pueda cambiar necesita un largo tratamiento que estipule control, reprimenda y sobre todo un gran castigo y tratar de hacerle ver que si le hacen eso, ¿le hará feliz? ¡Ah, los hombres! Muy celosos, pero les gusta engañar.

Ella regresa unos minutos después y me dice que no pudo entrar porque hay guardias en la puerta, pero que creyó escuchar gemidos ahogados.

- ¿Estás segura de lo que escuchaste?

- Sí, estoy segura de que están haciendo otras cosas allí dentro.

- Vamos a verificar eso de inmediato, sígueme, voy a tomar mi computadora, vamos a ver a través de la cámara de su computadora de la oficina, lo que está pasando allí dentro.

- ¿Puedes hacer eso?

- Claro, para mí es pan comido.

Nos seguimos como dos personas que van a la guerra. Entro en mi habitación para recuperar mi PC y salimos a la terraza para que pueda violar el código de seguridad e infiltrarme en su sistema.

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