Victorio

La miro atentamente, imaginando su próximo movimiento. ¿A dónde saltará? A paso lento, me acerco a ella. Y me abalanzo sobre ella. ¡Pero me encuentro en una cama vacía! ¿Será bruja por casualidad? ¿Cómo logra escapar de mí cada vez?

Empiezo a cansarme de este juego infantil. ¿Se cree que todavía está en preescolar? Voy a darle una paliza con más rabia cuando la pille. Después de treinta minutos de persecución, por fin la tengo, pero estoy sudando. Es muy ágil, ¡ha sido difícil! No en vano es hija de un general. La pego a mí y la beso con fuerza para castigarla por haberme hecho caminar tanto.

- Hum, despacio.... ¿quieres arrancarme los labios? .

Me empuja, pero la retengo contra mí:

- No, es para castigarte y has hecho bien en que te lo merezcas.

La levanto y la tiro sobre la cama. Luego la sigo y le quito todo lo que lleva puesto. ¿Gime de placer o de deseo?

Sus hermosos pechos aparecen ante mí, hum, un festín para la vista. Los agarro con fervor. ¡Son tan firmes! Hum, me l