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Capítulo 17 : Dormirás en mi habitación

Ariane

- No planeo quedarme más de un año aquí.

- Tienes una muy alta opinión de ti misma.

No creo que vayas a durar más de tres meses aquí.

- ¿Ah, sí? ¿Puedes apostar sobre eso?

- Muy bien, si logras mantener mi atención después de que haya estado contigo durante tres meses, podrás pedirme lo que quieras.

- ¿Todo lo que quiera?

- Sí, todo lo que quieras.

- Eh, ¿qué me prueba que la cuenta está alimentada?

- Haaaaa, puedes ser divertida a veces.

Se dirige hacia un cuadro colgado en la pared, lo quita y abre la caja fuerte con su huella digital, luego saca paquetes y paquetes de dinero.

- Aquí tienes tus 100,000,000 de dólares, dime en qué banco hago el depósito.

Wow, es aterrador, tanto dinero frente a mí.

Tomo los billetes, los toco, los huelo, no hay olor tan placentero como el olor del dinero, me encanta ese olor, voy a poder vengarme.

- Entonces, ¿prefieres efectivo? ¿un cheque? ¿o una transferencia?

- Pensándolo bien, prefiero la transferencia.

- Muy bien entonces, dame tu número de cuenta.

- Está bien, aquí tienes.

Le doy mi número de cuenta, él lo anota y tres minutos después mi teléfono emite un sonido, un mensaje acaba de llegar. Miro, efectivamente mi cuenta ha sido alimentada con cien millones de dólares. Miro y todavía no puedo creer que soy multimillonaria, maldita sea, yo, yo tengo todo este dinero, oh creo que me voy a desmayar, porque mirar el dinero de alguien y mirar tu propio dinero hay una diferencia capital.

- ¿Qué hacemos ahora? le pregunto.

- Ahora eres mía por un tiempo indefinido.

- Oh, vas rápido, acabas de hablar de tres meses, así que no cambies la fecha ahora. Ah, sí, casi olvido, estoy esperando el contrato con la fecha bien especificada, antes de que acabe el día.

- Acércate, me dice.

- ¿Por qué?

- Porque te lo pido.

- Puedes pedirlo de una manera más amable.

- No soy de suavidades.

- Tendrás que aprender entonces.

Se mueve hacia mí, me levanta de mi asiento, me pega a él, entierra su nariz en mi cuello, aspira el olor de mi piel, me tenso ante su contacto.

- Me encanta tu olor.

Llena mi cuello de besos y me derrito como nieve al sol, es tan bueno.

Sus dedos levantan mi cabeza, mis ojos se encuentran con los suyos, su boca encuentra la mía, para un beso hambriento.

Me besa apasionadamente, sus dientes muerden mi labio inferior, gemo en su boca, una de sus manos envuelve mi pecho, aprieta mi seno hasta doler, me levanta para colocarme sobre su escritorio, se sitúa entre mis muslos, frota su longitud contra mi entrepierna, me siento mareada, sus manos agarran mis nalgas con fuerza.

- Humm.

- Sí, cariño, ¿me sientes? ¿Ves el bien que podría hacerte?

Sigue frotándose contra mí, me encanta su contacto, me encanta su miembro que me hace sentir bien, cierro los ojos, sus labios encuentran el lóbulo de mis orejas, que besa, su lengua me lame la oreja, y entra en el agujero, maldición estoy en el paraíso.

- Sí, sigue, haaaaa.

- Hum, cariño,

Sus manos regresan a mi pecho, rasga mi blusa revelando mis dos maravillas, se lanza sobre ellas, su boca hambrienta devora las curvas de mis pechos.

Pero eso no es suficiente para él, me quita el sostén, se queda un minuto disfrutando de mis senos, lentamente su mano se posa sobre el seno izquierdo como si tuviera miedo de que se escapara, lo toca delicadamente, antes de hacerse más atrevido, me aferro a su escritorio mientras su boca y sus manos están sobre mis senos.

Toma un pezón en su boca que chupa con avidez, mientras su mano aprieta el otro.

- Haaaaa, Haaaaa oh Dios mío.

- Sí, soy tu dios, humm, eres deliciosa, voy a comerte, voy a devorarte cruda, hum...

Sigue devorando mi pecho, disfruto el placer que sus labios me dan.

- ¿Están ahí? Están tardando.

Me doy cuenta de que alguien golpea la puerta, despierto automáticamente.

Maldición, ¿qué casi pasa?

Y me doy cuenta de que sus manos todavía están sobre mi pecho, trato de liberarme, pero estoy atrapada, no me suelta.

- Váyanse, todo está bien aquí.

él replica.

- Y no nos molesten más.

- Tengo que irme a dormir.

- No te moverás de aquí, excepto para ir a mi habitación.

Sigue apretando mis senos.

- Son tan bonitos.

- Suéltame.

Se presiona contra mí.

- Odio ser interrumpido, sigamos con nuestros asuntos.

- No, te dije que no pasará nada hasta que no haya visto, leído y firmado el contrato.

Entonces, buenas noches, déjame bajar.

- No, el contrato lo tendrás mañana por la mañana a primera hora.

- Hasta entonces, déjame ir a dormir.

- Dormirás en mi habitación, no te tocaré.

Pero sus manos todavía están sobre mi pecho.

- ¿Puedes quitar tus manos de ahí? Me tocas ahí.

- No es lo mismo.

Sus labios juegan con mis pezones, me dejo llevar por esas sensaciones.

- hummmm.

- Hum, sí, sí, sí.

Él aprieta, acaricia, muerde mis senos, 

sus manos no permanecen inactivas 

Frotan las puntas de mis senos, que están erguidos, pidiendo más.

Me he convertido en una verdadera fuente abajo.

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