Capítulo 18: Abuelo

John

- Tu abuelo está al borde de la muerte, quiere verte.

- Estaré allí mañana.

- Hasta mañana.

- Hasta mañana mamá y gracias.

- Lo hago por mi padre, quiero cumplir su último deseo.

Ella cuelga, yo me quedo allí, con los ojos en blanco. Hago una llamada:

Prepárense mi jet para mañana por la mañana a las 6 h.

Voy a acostarme, con los ojos cerrados pienso en lo que dijo el águila, no puedo esperar a que alguien termine de jugar con ella para recuperarla.

¿Qué tipo de hombre soy, para esperar a que un hombre termine de divertirse con la mujer que amo?

Debo hacer todo lo posible para recuperar a mi esposa, sin importar los medios que deba utilizar, ella será mía.

Es con este pensamiento que me duermo.

Me despierto por la mañana, me preparo para tomar el avión, voy a ver a mi abuelo. Estoy feliz.

Espero que no esté muy mal.

Me lavo y me visto, tomo una pequeña maleta, que mi chófer me lleva en la mano, todo está listo para el despegue.

Después de unas horas de vuelo, llegamos a Nueva York. Bajo y primero vamos al hotel, una vez allí dejo mi equipaje, tomo algunos regalos que compré para la familia en el aeropuerto y le pido a mi escolta que me espere, voy a mi antiguo vecindario solo con mi chófer.

Veo que nada ha cambiado aquí, los niños que han dejado la escuela juegan en las calles, otros que venden. Diviso la casa donde crecí, la emoción me sorprende, una ola de tristeza me invade.

Me quedo sentado en el coche durante un tiempo indeterminado, hasta que veo a los niños alrededor del coche mirándolo, tocándolo, están maravillados.

Me doy cuenta de la extrema pobreza que hay aquí, pero parecen felices.

Bajo, estoy rodeado por todas partes, mi madre sale de la casa para ayudarme con los regalos.

- Bienvenido.

- Gracias mamá.

Ella abre la puerta, entro, ella me sigue.

- ¿Quieres beber algo?

- Un vaso de agua, ¿dónde está?

- En tu antigua habitación, decidió mudarse allí, cuando la enfermedad avanzó.

Tomo el vaso de agua, bebo y me dirijo a mi antigua habitación.

Abro la puerta, lo veo acostado, está demacrado, tiene el cabello blanco.

Tomo una silla y me siento a su lado. Tomo su mano, acaricio sus dedos.

- Abuelo, estoy aquí, digo con una voz débil.

Él abre los ojos con dificultad, me mira, sus ojos antes llenos de alegría, de malicia, hoy están opacos. Me sonríe.

- ¿Has venido? Muchas gracias, a los ancestros, por haber escuchado mis oraciones.

No tengo mucho tiempo.

Mira en el primer cajón, encontrarás un amuleto.

Voy a buscar el amuleto, es una pequeña pieza de madera en forma de cabeza de máscara, no más grande que un pulgar, atada a una cadena de oro blanco. Le extiendo el amuleto, él lo toma.

- Acércate, me pide.

Me acerco, él abre el amuleto y me lo cuelga al cuello.

- Es una herencia que se transmite de padre a hijo, y como tengo una hija en lugar de un hijo, por eso no se lo di a tu madre. Si tu padre te hubiera reconocido, tal vez se lo habría dado.

Este amuleto viene de nuestros ancestros, los mandingas, según la historia, al buscarlo, su hermano el sanguinario Samori Touré, mi tatarabuela, le robó el amuleto, eso fue lo que la salvó, cuando fue atrapada y deportada a los Estados Unidos.

Este amuleto era el poder de su hermano. Ella no aprueba sus acciones, sin embargo, sabía que al robarle el amuleto, firmaba la muerte de su hermano. Porque ya no estaba bajo la protección de los ancestros.

- Ahí tienes tu historia. Este amuleto te salvará mucho, especialmente con el trabajo que haces. Dado tu carácter, diría que te pareces mucho a tu tatarabuelo.

Su tótem, una mujer indispuesta no debe tocarlo. Te quiero, mi nieto.

- Muchas gracias abuelo. Yo también te quiero.

Él toma mi mano en la suya y me dice:

- No le guardes rencor a tu madre, es porque te ama, siempre ha querido lo mejor para ti. Intenta entenderla, y aunque diga que no quiere verte más después de mi partida, no la escuches, te extraña mucho, pasa su tiempo llorando tu ausencia.

- Muchas gracias, abuelo.

Lo veo cerrar los ojos, y deja de respirar.

Es el fin, se fue, es como si hubiera estado esperando a que llegara, me entregara el amuleto y descansara para siempre.

Dejo caer lágrimas en silencio.

Era un hombre maravilloso, atento, un padre y abuelo amoroso. Nunca te olvidaremos, siempre permanecerás grabado en nuestros recuerdos.

Me levanto para llamar a mi madre, cuando ella me ve entiende y comienza a llorar.

Está realmente muy triste, mi abuelo era nuestro modelo a seguir.

Él era su pilar en el que se apoyaba cuando las cosas iban mal.

John

La miro, ella no ha colgado.

- Mamá, te extraño mucho.

Siempre el silencio.

- ¿Puedo ir a verte?

- Sabes que siempre eres bienvenido.

- Gracias mamá, ¿y abuelo, cómo está?

- Tu abuelo está al borde de la muerte, quiere verte.

- Estaré allí mañana.

- Hasta mañana.

- Hasta mañana mamá y gracias.

- Lo hago por mi padre, quiero cumplir su último deseo.

Ella cuelga, yo me quedo allí, con los ojos en blanco. Hago una llamada:

Prepárense mi jet para mañana por la mañana a las 6 h.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP