#66:

Gracias a Dios y a todos los angeles, Layla despertó del coma una semana después de que yo bajara del avión en New York y fui la primera en verla despierta. Le hicieron un montón de pruebas en todas las partes imaginables del cuerpo pero, exceptuando los puntos de la cara, el cuello y el pecho, y la rotura de tobillo, estaba perfectamente.

Como es lógico, tenía un aspecto horroroso, exactamente el que esperarías de alguien que se ha dado un trompazo con un vehículo que venía de frente, pero se movía con bastante agilidad, y su alegría resultaba casi irritante en una persona que acababa de pasar por tan amarga experiencia.

Fue idea de mi padre que alquilaramos a alguien más nuestro apartamento los meses de noviembre y diciembre y nos fuéramos a vivir con ellos. Aunque la perspectiva no me entusiasmaba, la ausencia de salario no me dejaba otra opción.

Además, Lay pareció agradecer la oportunidad para salir de la ciudad un tiempo y dejar atrás todas las preguntas y rumores que tendría
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