86. No quiero tu dinero
Jack se quedó mirando las puertas del elevador por eternos segundos, rogando que por favor volviese.
No lo hizo, y algo dentro de él sabía que no lo haría, que la había perdido… quizás para siempre.
— Síganla — pidió a los escoltas personales de Kira antes de dirigirse devastado a la biblioteca.
James y Lander no dudaron en acatar esa orden. Y Kiliam siguió a su jefe en completo silencio.
— Quiero estar solo — mencionó desde la puerta —. Si Kira regresa…
Suspiró hondo y sonrió con amarga nostalgia.
Ella no regresaría. Era tan orgullosa y testaruda que sabía perfectamente que no lo haría, por eso selló sus labios en una línea recta y cerró la puerta detrás de sí, sumiéndose a sí mismo en la más cruda desolación.
Kira abandonó el edificio, dejando que las lágrimas cayeran unas tras otras. Se sentía herida y rabiosa. Agh, era un terco, uno muy grande y tonto. Y ella… Dios, ella lo era aún más. ¿Cómo había podido creer que iba a ayudar a un hombre que no quería ayudarse a sí mismo? Lo peo