49. Cuídate y cuida de nuestro hijo
— A la hora que sea, y lo que sea que necesites, me puedes marcar — le dijo Jack a modo de despedida esa noche — Lo que sea, Kira.
Ella no dijo nada, solo pasó un trago doloroso y después lo vio subirse a la camioneta. Minutos después, esta no se movía.
Kiliam fue el primero en bajarse y abrió el capó; lo secundó Jack. Intercambiaron un par palabras y luego el escolta sacó el móvil y se lo llevó a la oreja.
— ¿Ocurre algo? — le preguntó ella, al acercarse, y se abrazó a sí misma.
— Nada importante, ve adentro, por favor — le pidió preocupado — te puedes resfriar y eso no les hará bien a ninguno de los dos.
— Señor, nada, al parecer no pueden llegar hasta dentro de tres o cuatro horas — dijo Kiliam, con pesar, y se encogió de hombros.
— Jack. ¿Qué ocurre? — insistió ella.
— Tenemos una llanta baja y los servicios de remolque parecen estar colapsados — le informó Kiliam y Jack suspiró.
— Tú sigue insistiendo
— Es muy poco probable que los auxilien, las redes sociales dicen que c