Linda se encontraba perdida en una bruma de confusión e incredulidad, pero al sentir la caliente y húmeda lengua de Erick invadir su boca reacciono, coloco sus manos en el pecho cincelado de hombre y lo alejo, como si fuese una braza su contacto quemaba y dolía.
— ¿Qué haces? ¡¿Qué crees que haces?!
— Trato de recuperar lo que es mío. — dijo tratando de tocar su rostro.
— ¿En verdad piensas que soy tan estúpida? ¡Crees que aun soy la estúpida de un año atrás! — grito con la ira recorriendo su cuerpo, trato de dirigirse a la puerta, pero se encontró enjaulada en los brazos del mayor.
— Escúchame Linda, por favor, solo escúchame. — le hablo al oído, dulcemente, como lo haría un domador con una fiera.
— De acuerdo, solo… mantén tu