El sol comenzaba a esconderse en el horizonte, bañando la ciudad con una luz dorada que hacía que las sombras parecieran alargarse como presagios de lo que estaba por suceder. La tensión que había acumulado Aitana durante todos esos días se sentía en el aire, casi palpable. Con cada minuto que pasaba, las piezas del rompecabezas se acercaban más a su resolución, pero en ese momento, aún quedaba una última pieza que necesitaba encajar.
Después de la confrontación en el cuarto oscuro, Aitana había logrado sacarle a Marcos la verdad que tanto había buscado. La imagen que siempre había tenido de él se desmoronó por completo, dejando al descubierto las costuras de un hombre que había sido víctima de sus propias mentiras y que, al final, se había convertido en un verdugo. Había sido un hombre que jugó con las sombras, pero que no sabía que esas sombras lo consumirían algún día.
Aitana caminaba con paso firme por los pasillos de la sede de la empresa, su mente procesando cada palabra que hab