Me observé nuevamente en el espejo. La verdad, lo hacía todos los días cada vez que tenía oportunidad, esperando un cambio. Y por primera vez, lo noté. Pequeño, mínimo, pero ahí estaba. Cualquiera pensaría que estaba inflamada por comer, pero yo sabía que yo era así, que esta inflamación no disminuiría. Al contrario, iría en aumento.
Levanté mi camisón rojo, para tener una mejor vista de mi pequeño o pequeña que ya estaba comenzando a crecer, a hacerse notar.
Moví mi mano sobre mi vientre, pero no sentí nada. ¿Cuándo comenzaría a moverse? ¿Cómo se sentiría?
—Poe favor, resiste. Sé fuerte —Le susurré.
De pronto, vi su reflejo en el espejo. Frederick estaba detrás de mí, apoyado en el marco de la puerta, observándome con sus brazos cruzados. Su mirada era intensa, pero no me estaba viendo a mí, sino a mi vientre y sé que él también se había dado cuenta.
—Creo que tu hijo o hija, ya me está haciendo engordar —dije con humor, sin dejar de verlo a través del espejo.
Frederick se acerc