Frederick me había asignado un ala de su mansión, tenía mi propia habitación con una enorme cama, un baño con una lujosa ducha y bañera incorporada, y una cocina equipada.
Era como una suite lujosa. La única diferencia, es que las suite no tenían una cámara de seguridad en cada espacio.
—Tendrás un personal limitado que vendrán a una hora específica, se encargarán del aseo y mantenimiento, son empleados de confianza. El resto del personal ya está al tanto que esta zona está restringida, pero no saben la razón, así que espero que no se te ocurra andar paseando por la mansión. Este es el espacio que estás autorizada a usar con libertad —Frederick se paseó por la cocina, conmigo detrás de él—. Se te proporcionará tres comidas al día, por lo cual no tienes que preocuparte por cocinar. Pero quién sabe si se te ocurra preparar una merienda por tu cuenta, así que los anaqueles están llenos.
Abrí uno de los cajones. Había mucha comida fresca, saludable y natural. Perfecto para una paciente