62. Algo real
62
Ryder
Estaba firmando el último de los documentos cuando sonó el teléfono. Ver el nombre de Blake encendiendo la pantalla bastó para saber que algo había pasado. Y cuando escuché su voz —seca, jadeante, con ese tono que rozaba la locura— supe que por fin teníamos algo real.
—Tengo las coordenadas. Sera está viva. Voy a necesitarte aquí en una hora. Prepara todo, vamos por ella.
No pregunté más.
No dudé.
Tomé mis cosas, dejé los papeles a medio firmar, y salí con la adrenalina devorándome desde dentro.
Llevábamos tres meses siguiendo rastros vacíos, voces falsas, trampas tendidas por quienes querían borrar a Seraphina del mapa. Ella, esa chica pequeña que cargaba con demasiado y no se quebraba. Esa chica que había sido nuestra condena y también nuestro remordimiento.
En menos de una hora, el helicóptero despegaba. No dije nada durante el trayecto. Solo vi a Blake con el rostro duro, más pálido de lo habitual, como si el aire mismo le costara. No hablaba. No parpadeaba. Solo sostenía