15. Por primera vez
15
Seraphina
—Voy a cambiarme —murmuré sin mirarlo, bajando la cabeza mientras me daba la vuelta y desaparecía por el pasillo.
Sabía que mi rostro era un desastre: las lágrimas secas, los ojos hinchados, la piel roja. No quería que me viera así. No quería que él viera cuánto dolía.
Me puse lo primero que encontré: unos jeans viejos, una camiseta básica y mis tenis desgastados. Me recogí el cabello con una liga floja, respiré hondo y salí caminando hacia la puerta sin cruzar miradas ignorando la mirada de mis padres.
Lo sentí seguirme en silencio, como una sombra. Bajamos las escaleras y el aire entre nosotros se volvió más denso que el concreto que pisábamos. No dije nada. Él tampoco. Y eso me asfixiaba.
A dos cuadras de casa, doblé sin decir palabra hacia esa cafetería que tanto me gustaba. Pequeña, cálida, llena de plantas y estanterías repletas de libros. Sofás desiguales, con cojines suaves que te abrazaban como si quisieran curarte. Siempre me hacía sentir en casa.
Me senté en un