Ahora que observo cómo se encuentra Carolina, no puedo evitar sentirme mal porque desde que nos conocimos, ella me ha estado ayudando, incluso cuando no era su deber hacerlo. Pero a cambio, lo que he hecho por ella es amenazarla y ponerla en un riesgo que pudo haber evitado si no se relacionaba conmigo.
— Lo siento, Carolina. Tal parece que el no tener experiencia con amigos me ha llevado a ser una mala amiga para ti. — digo y ella nubla su vista con las lágrimas acumuladas.— ¿Me consideras tu amiga? — pregunta ella en un susurro.— ¿De qué otra manera podría considerarte si no es como amiga? No me digas que esperas que me enamore de ti o algo parecido. Porque si no te habías dado cuenta, estoy casada y mi esposo no tolera infidelidades, ni mucho menos, las toma a la ligera. — digo y Carolina se ríe por mi broma.Debido a la situación en la que me encuentro, no ten