La Viuda de Mi Amante
La Viuda de Mi Amante
Por: Nitzkita
Capítulo I

Era 4 de julio, día festivo en Estados Unidos, la multitud esperaba para disfrutar de los fuegos artificiales. Mientras continuaba la celebración, zarpaba el crucero Mc Queen, como todos los años en esa época. Todos los pasajeros esperaban el momento para abordar el barco más hermoso y costoso del país. Saldría de las aguas cálidas de Miami, con destino a la isla de Las Bahamas. Era un viaje esplendoroso, muchos pasajeros contemplaban lo fantástico que se veía el cielo destellante de tantas luces de colores. El Mc Queen estaba completamente iluminado, ya iniciaba su recorrido.

La mayoría de los turistas venían de familias adineradas, con buenos modales y excelente gusto para vestir. Dicho crucero era uno de los más lujosos, donde se reunían empresarios e integrantes de la realeza, gente de mucho rango. El empresario Edward Long era uno de los que más lo frecuentaba. Ese día viajaba con su esposa Pamela Harrys, hija del muy famoso multimillonario Stuart Harrys. Pamela y Edward estaban de aniversario, celebraban sus 20 años de casados, eran felices y consideraban que habían nacido el uno para el otro.

Poco a poco, mientras el barco navegaba, se reunían todos los invitados en el salón principal. Los mismos, se encontraban elegantemente vestidos, las damas parecían haber salido de un cuento de hadas, mientras que, los caballeros, lucían sus trajes de etiqueta acompañándolos con un adorno muy peculiar en sus solapas.

Se podía notar uno que otro conocido, otros no tanto. Todos daban la impresión de estar felices, simulando ser amables, pero con la seguridad que daba el crucero, más de uno depositó su confianza. Rodeados de gente con clase, nada podría salir mal.

Los mesoneros ya dispuestos, sirvieron la cena prestando un servicio impecable. La ocasión lo merecía. A unos metros del comedor, una silueta esbelta, sencilla, alta, caminaba hacia Pamela. Ella esquivó su mirada, para disimular y darse por sorprendida. Era su gran amiga, Camila Foster, una mujer interesante, muy elegante vestía un hermoso vestido largo color rosa, hacía juego con su maquillaje y el balanceo de su cuerpo, definitivamente espectacular. Se acercó a Pamela, con un cálido saludo.

— Estás hermosa amiga ¿pensaste que no vendría? Pues te habría comunicado, pero ya ves, aquí estoy para disfrutar de tu aniversario. ¿Cómo está Edward? –

Camila no recibió respuesta de su parte. Tenía mucho tiempo sin verlos, estuvo un poco alejada de él, pues Pamela no confiaba mucho en su compañía, manteniéndola lejos de su entorno. En ese momento se iluminó el salón para comenzar el baile, la cena había finalizado con un brindis muy especial. Los esposos Long Harrys se veían muy felices, irradiaban alegría.

Edward aprovechó el momento para obsequiarle un presente a su adorada esposa.

— Atención todos por favor, agradezco a los presentes en esta noche tan especial quienes nos acompañan y celebran junto a nosotros. Me tomaré el atrevimiento de interrumpir la velada para entregarle un obsequio a Pamela, mi amada. – Dijo abriendo un estuche color negro aterciopelado, dejando a la vista un collar de diamantes estilo gargantilla, sus piedras bajaban como cascada.

Pamela con una expresión de asombro en su rostro y sus ojos iluminados ya casi llenos de lágrimas, miró a su esposo y le dio un abrazo.

— Te amo, eres maravilloso, eres el amor de mi vida – dijo a su oído.

Edward esbozó una sonrisa mostrando su encanto.

— Yo te adoro, eres lo mejor que me ha pasado – contestó.

El collar brillaba en la oscuridad, era tan hermoso que resultaba inevitable no detenerse a verlo. Muy delicadamente, Edward lo toma y coloca en el cuello de su pareja, dejándolos anonadados con la belleza única que resaltaba. Pamela era una mujer de cabello oscuro, ojos expresivos y silueta muy bien cuidada, cada día él se sentía más enamorado. Era un hombre imponente, versátil y educado. Esa noche vestía un traje negro hecho a la medida, elegantemente llevaba en el ojal un broche para destacar entre los demás invitados.

Todo marchaba de maravilla, las copas siempre se mantenían con ese espumoso y suave champagne a medio llenar.

Deseo que se mantenga el amor intacto otros 20 años más – dijo uno de los invitados, que se animó a dedicarles unas palabras.

El crucero seguía haciendo su recorrido, estaban pasando por el Gran Abaco, una de las islas que se encuentran de paso. De pronto, Camila dispuesta a decir unas palabras se dirigió a la orquesta, mientras tocaban un jazz, pidió el micrófono a uno de los integrantes.

Recuerdo aquel día en la universidad, donde solíamos pasarlo bien luego de la clase de la profesora Handerson, ya saben lo aburrida que era – rió. Amanecíamos bailando, cantando y charlando acerca de cualquier cosa. Siempre estábamos juntos, y disfrutábamos de la compañía del otro. Luego cada quien tomó su rumbo y ahora míranos, estamos celebrando 20 años de matrimonio. Felicidades a mis grandes amigos. – expresó con la mirada fija en Edward, dejando notar que moría por acercarse a sus labios.

Pamela se limitó a sonreír. Sabía perfectamente las intenciones de su amiga, comprendió que fue una buena decisión haberse distanciado. En cierta parte sentía lástima por ella, pero en sus tiempos de adolescentes, Camila no podía disimular la envidia que guardaba muy recelosa, por haber perdido el corazón de quien ahora se encontraba al lado de otra.

Los aplausos se escucharon al unísono y la orquesta continuó el hilo musical. Se dispersaron por la pista de baile, unos danzando y otros cotilleando. En definitiva, sería una noche inolvidable.

Las cosas marchaban según lo planificado, de pronto, sucedió algo inesperado. El Mc Queen perdió toda la iluminación. Por unos instantes, todo se quedó en silencio, pero el pánico empezó a hacerse notar y la gente caminaba de un lado a otro sin saber a dónde ir. No se explicaban por qué sucedía aquello en un barco tan lujoso. El capitán del crucero informó que se encontraban navegando por el triángulo de las Bermudas, y para nadie era un secreto que existían muchas historias terribles, seguramente la mayoría habría escuchado alguna vez.

En esa zona, han desaparecido aproximadamente 50 barcos y 20 aviones sin aparente explicación lógica. Las naves de la marina desaparecieron en ese entonces, y los 5 aviones jamás fueron encontrados.

— Recuerdo aquel vuelo que llamaban el famoso “Vuelo 19” en 1945. – exclamó un invitado.

— Sí, qué lamentable. Pero a nosotros no nos pasará nada, aunque se dice que hay acumulación de gases que provienen de los volcanes marinos. El otro misterio son los alienígenas, según, tienen bases en el fondo del mar – espetó otro.

La iluminación se restableció poco después de que los invitados dialogaran entre ellos mismos, venciendo el miedo, tal vez, con argumentos científicos y teorías. El peligro había pasado.

Pamela muy asustada, por los nervios, llevó la mano a su torso y al darse cuenta que ya no tenía el collar se acercó a Edward.

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