Rashid es un hombre adinerado que pensaba que lo tenía todo y podía conseguir lo que quisiera sin ningún problema. Sin embargo un día conoció a Victoria una chica diferente tan decidida y llena de peculiaridades. Rashid había comprado la virginidad de Victoria y le había propuesto que fuera la madre de su hijo. Ella aceptó sin saber que esa decisión cambiaría su vida para siempre. ¿Podrá Victoria seguir el contrato al pie de la letra sin enamorarse? ¿Logrará Rashid seguir a su lado sin entregar el corazón y las emociones aunque no crea en el amor? Nota: Comentar afuera, en la portada del libro, es importante para que la obra sea más reconocida. Dejar comentarios dentro del libro, entre los capítulos, es genial. Sin embargo, las reseñas, ya como señalé, será de peso para el crecimiento de la historia. Por favor, comenta afuera en la portada.
Ler maisVictoria sentía que su corazón iba a salir corriendo de su pecho, su respiración irregular y los nervios flotando a través de todo su ser, le arrebataban la escasa valentía que la habitaba. Trató de mantener la calma y quedarse quieta en su lugar, pero resultaba una tarea imposible.
Lo único que quería era salir corriendo de aquella oficina y regresar a su casa; sin embargo recordaba la situación terrible en la que se encontraba junto a su madre enferma y sabía que no había vuelta atrás. No podía retroceder cuando sabía lo mucho que necesitaba sostener a su progenitora adolecida por una terrible enfermedad.No tenía un solo centavo, y con lo costoso que era el tratamiento para tratar a su mamá, se encontró con la soga en el cuello, así que se aventó a tomar una decisión tan desatinada como aquella.Vender su virginidad. Sí, entregar su inocencia al mejor postor. Y allí se encontraba ella, en el ostentoso y oscuro despacho de un hombre del que no tenía remota idea, no conocía absolutamente nada de él y aún así estaba dispuesta a compartir algo tan íntimo porque le urgía lo que obtendría por ello.—¿Cuanto tiempo tendré que esperar al señor Ansarifard? —preguntó nerviosa, mientras jugaba con sus manos para tranquilizar el potente nerviosismo que rodeaba su sistema y la aprisionaba de tal forma qué perdía la capacidad de respirar con normalidad.El hombre trajeado, al parecer un guardaespalda, solo dio un asentimiento de cabeza y luego se marchó dejándola con la incógnita en la mente y a solas en un lugar desconocido.Tragó duro, y con la poca osadía que la recorría, dejó la silla cómoda, para ponerse a dar un estudio por el sitio. Le pareció que el gusto del árabe era demasiado bueno; cada cosa en su lugar, detalles finos y delicados que incluso llegaron a dejarla sorprendida. Es que todo era nuevo para ella, estar allí era como habitar otro universo, lejos de su alcance tomando en cuenta la posición de aquel magnate y la suya que no era nada en comparación.La oficina se hallaba con escasa iluminación además de qué las paredes barnizadas de aquel color negro también hacía que se mirara más sombría, y luego se fijó en uno de los dos cuadros con luz focalizada que se encontraban perfectamente puestos en la pared dándole ese aire lujoso y artístico que la abrumó y la impactó al mismo tiempo. No se trataba de cualquier obra de arte, aquellas le ponían de punta los vellos de su piel y no pudo evitar sentir el serpenteo de un escalofrío caminando a través de su dorsal.Es que era algo que no querría ver, menos al estar a solas. Encima, a puerta cerrada. Tal vez habría sido mejor quedarse a esperar al empresario en la silla y no ponerse a escudriñar sin permiso.Las obras, creadas por algún loco, no era más que la escena de un crimen, había mucha sangre allí, pero no dejaba de ser solo eso, pintura.Después de volver a su lugar, miró sobre el escritorio las carpetas que se apilaban y otros objetos más, pertenecientes al árabe, cada cosa en una perfecta asimetría que la descolocó. No quería precipitarse a pensar algo del dueño de todo eso, pero desde ese momento supo que estaría frente a un hombre perfeccionista, de eso no le quedaría la menor duda.¿Había sido una pésima idea recurrir a ese lugar?Reconocía que la locura comenzó desde que colocó aquel post de forma anónima. Tampoco creyó que tendría respuesta, pero todo resultó en lo menos esperado. Cada vez que pensaba en lo que sucedería su organo vital se batía más fuerte, y si recordaba a su madre, entonces se convencía más de hacerlo.Se levantó de golpe.Al fin, la tortuosa espera se terminó con la entrada de aquel espécimen. No, jamás lo había visto, siquiera en una foto. Y cuando lo miró, no pudo creerlo. ¿Como ese hombre compraría su virginidad? Es decir, con lo apuesto que estaba podía tener a la mujer que quisiera sin dar un solo centavo. Lo repasó de los pies a la cabeza, era alto, tenía una barba de tres días y ojos verdes grisáceos que al posarse sobre su corriente mirada marrón, la dejó paralizada.El árabe se acercó más a ella y le sonrío, pero una sonrisa pasajera, que pasó a la inexistencia tras endurecer la expresión. Lo siguiente, es que le tendió la mano y ella tardó en responder, pero finalmente sacudió su mano en el saludo.—¿Victoria?—Sí, señor...—Solo Rashid, dejemos las formalidades a un lado, ¿bien? —expresó, a lo que ella movió la cabeza de acuerdo.—Rashid —pronunció temblorosa.El hombre que llevaba una gabardina negra, se la quitó y la colocó en ese perchero que tenía. Ahora la joven notó como los músculos de su fornido cuerpo se marcaban bajo esa camisa blanca. Volvió a centrarse en él y sonrió obligada. Después bajó la vista, antes de que él le hablara de nuevo.—¿Puedes dejar de moverte? —soltó, de inmediato lo vio, era cierto que no dejaba de agitarse en su sitio.Tragó duro.—Lo siento....Rashid suspiró, no había tenido un día "perfecto" de hecho había ido bien, pero dentro de lo que siempre esperaba, no podría considerarlo así, solo irregular. Esa joven frente a él, parecía algo cohibida. Le resultaba raro que alguien así pudiera atreverse a estar con alguien a cambio de dinero. Tampoco le interesaba. Solo quería cumplir sus objetivos, por eso debía ganársela a como de lugar.Pestañeó sobre ella, curioso hasta la médula. No sería solo cosa de una noche y ya, ella era la escogida para que llevara a su primogénito. Era bonita y con eso le bastaba para darle el privilegio de traer al mundo su heredero.¿Qué más daba?—Victoria, tengo una propuesta para ti.—¿Qué? Es decir, sé que estoy al tanto de todo y usted también, ¿de qué habla?—Tuteame, por favor. Y no, no lo sabes todo, tengo una propuesta para ti, sé que no la dejarás escapar, créeme, es una oportunidad para ti, para mí. —soltó dejándola anonadada.—¿De qué va todo esto señor... Rashid? —corrigió, le urgía saber.Clara había tomado la decisión de renunciar a su trabajo como niñera. Era un paso difícil, pero sabía que era necesario para su bienestar emocional. A medida que se acercaba el día de su renuncia, su corazón se sentía pesado, pero también liberado. Había pasado semanas reflexionando sobre lo que realmente quería y lo que necesitaba para seguir adelante.En su último día, Clara se encontró con Sofía en el jardín. La pequeña estaba ocupada jugando con sus muñecas, ajena a la tristeza que Clara sentía por dejar atrás esa etapa de su vida.“Clara, ¿no te vas a ir nunca?” preguntó Sofía, con su inocente curiosidad.“Siempre estaré contigo en el corazón, Sofía. No puedo estar aquí físicamente, pero siempre recordaré todos nuestros momentos juntas,” respondió Clara, sintiendo que las lágrimas amenazaban con asomarse.Andrés apareció en el umbral de la puerta, y cuando sus miradas se encontraron, Clara sintió una mezcla de tristeza y gratitud. “¿Necesitas algo, Clara?” preguntó, notando la ex
Los días que siguieron a la conversación con Andrés fueron un torbellino de emociones para Clara. A pesar de haber sido honesta sobre sus sentimientos, la respuesta de Andrés no había sido la que ella esperaba. Su corazón, aunque aliviado de haber compartido su verdad, se sentía más pesado que nunca. La idea de que él estaba comprometido con Valentina se cernía sobre ella como una sombra, oscureciendo los momentos que antes eran llenos de luz y alegría.Clara trató de concentrarse en su trabajo y en cuidar a Sofía, pero cada sonrisa de la pequeña era un recordatorio de lo que no podía tener. Cada vez que veía a Andrés, su corazón latía con fuerza, pero también experimentaba una punzada de dolor al recordar que él no le pertenecía. A menudo, se encontraba mirando a Andrés mientras él interactuaba con Sofía, su risa resonando en la casa, su cariño palpable. Todo lo que Clara deseaba era ser parte de ese mundo, pero la realidad la mantenía atrapada en un ciclo de anhelos y resignación.U
El sol brillaba intensamente sobre la ciudad cuando Clara despertó aquella mañana. Se sentía inquieta, como si algo en el aire presagiara cambios inminentes. Había pasado la noche dando vueltas en su cama, los pensamientos sobre Andrés y la conexión que estaban desarrollando girando en su mente. A pesar de su determinación de enfrentar sus sentimientos, una sombra de incertidumbre la seguía.La semana había sido un torbellino de emociones. Cada día que pasaba junto a Andrés y Sofía, la conexión entre ellos se hacía más fuerte. Sin embargo, esa misma conexión era lo que la llenaba de ansiedad. Clara sabía que había un límite que no debía cruzar, y ese límite era la realidad de la situación: él era su jefe, un hombre comprometido, y ella era solo la niñera.Esa tarde, mientras cuidaba a Sofía en el parque, Clara sintió cómo su corazón se hundía. Sofía, feliz y despreocupada, jugaba en la arena, construyendo castillos con entusiasmo. Clara la observaba, sonriendo, cuando de repente, vio
La brisa suave de la mañana entraba por la ventana del pequeño apartamento de Clara mientras ella se preparaba para otro día de trabajo. Se miró en el espejo, ajustando su cabello y asegurándose de que su atuendo fuera apropiado para cuidar de Sofía. Sin embargo, su mente estaba lejos de la rutina diaria; estaba ocupada con pensamientos sobre Andrés. Cada vez que lo veía, su corazón latía con más fuerza, y su mente se llenaba de dudas sobre sus sentimientos.Al llegar a la casa de Andrés, Clara fue recibida con el sonido de las risas de Sofía, que jugaba en el jardín. La pequeña estaba emocionada, corriendo detrás de una mariposa que había aterrizado cerca de un rosal. Clara no pudo evitar sonreír al ver la alegría en el rostro de la niña. “¡Mira, Clara! ¡Es hermosa!” exclamó Sofía, señalando a la mariposa amarilla que revoloteaba cerca.“Sí, es muy bonita, Sofía. ¿Te gustaría que la atrapáramos?” respondió Clara, mientras se arrodillaba al lado de la niña.“No, no quiero hacerle dañ
Clara, una joven universitaria en apuros económicos, acepta un trabajo como niñera para Andrés, un millonario empresario. A medida que se encariña con él y su hija Sofía, su mundo se desmorona al enterarse de que Andrés está a punto de casarse nuevamente. Desilusionada, busca consuelo en su mejor amiga, pero un inesperado encuentro entre Clara y Andrés lleva a una noche de pasión que complica sus sentimientos. Al descubrir que está embarazada, Clara revela la verdad a Andrés, quien se sorprende al enterarse de que su compromiso anterior ha terminado por falta de interés en ser madre. A medida que su amor florece, Andrés le propone mudarse juntos, formando una nueva familia. Clara enfrenta un futuro inesperado lleno de amor y esperanza, donde el verdadero compromiso puede surgir de las circunstancias más complicadas. Era una mañana fría de otoño cuando Clara despertó con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas de su pequeño apartamento. Las hojas amarillas y rojas caían l
Dubai, es un lugar estupendo. Nunca me imaginé estar en un sitio así. Ya no hay problemas. Ya no siento que haya ningún inconveniente entre nosotros, ahora la vida solo nos sonríe; tengo una hermosa familia y estoy casada con el hombre que amo, independientemente de los problemas que hubieron en el pasado, ya todo eso ha quedado en el olvido y solo importa este presente que es solo felicidad y aunque sé que probablemente puedan venir más embrollos, no hay nada que el amor no pueda lograr. Nosotros somos el ejemplo claro de ello. Hemos podido seguir adelante a pesar de todo lo que se nos ha presentado en el camino.Amina, después de superar todos sus miedos se decidió a intentar de nuevo, y como resultado hay que se esperaba la espera de su bebé junto a Alaric, quién se había vuelto más sobreprotector y cuidadoso con ella. Siempre al tanto de lo que necesitaba y consintiendo a la joven en cualquier momento. Victoria se alegraba demasiado de que ambos tuvieran otra vez la oportunidad de
Último capítulo