Haidar había llegado a casa después de un día agotador en el trabajo. Aún con el cansancio reflejado en sus hombros, decidió visitar su cuarto de armario. Se acercó lentamente a los cajones y, casi como si un impulso lo guiara, sacó de allí un pequeño montón de fotografías familiares.
Entre ellas, había una en particular que le robó el aliento: su madre, con una suave sonrisa, acariciaba con dulzura su vientre redondeado por el embarazo. A su lado, un pequeño, él, apenas un niño, sostenía la mano de su padre. Todos juntos parecían una familia perfecta, una imagen de felicidad pura que el tiempo, cruel e implacable, había desaparecido.
En ese momento, mientras observaba la fotografía, sintió aún más la intensidad de la soledad. Había perdido a las personas más importantes de su vida. "Todo lo que más temía ya había sucedido", pensó. La gg ñÑ Por q voz quebrada:
—Papá, mamá… los extraño tanto. Me gustaría que estuvieran aquí… pero sé que eso es imposible.
Después de unos minutos de sile