Mundo ficciónIniciar sesiónHera no aguanta más, necesita más contacto, ese beso ha desatado un deseo que ningún hombre le ha despertado jamás, probablemente por la certeza de que sobre ejerce un poder importante.
—Hera… —le dice Mateo con la respiración cortada.
—No me pidas que pare, por favor… —ella lo mira a los ojos, su pecho sube y baja con desesperación.
Se sube sobre el regazo de Mateo, lo rodea con sus brazos por el cuello y él solo responde a eso pasando una mano por su cintura, mientras que la otra sube a su cuello para volver a atacar su boca.
Está mal.
Él sabe que eso está muy mal, pero su mente le grita lo mismo que su corazón, que esa mujer es su Vania y él solo quiere decirle cuánto la ha extrañado llenándola de besos, de caricias y miles de cosas más.
Las manos de Hera recorren el pecho de M







