Capítulo 31: El dolor en una imagen.
Esa mañana Ulises pasa por Vania temprano, la cita es para las nueve y él será el encargado de llevarla, aunque le ofreció entrar, Vania prefirió que no.
Ya casi al llegar, Ulises suspira y sonríe, pensando en lo mucho que le gustaría un hijo con la mujer que ama, pero tal parece que ella no quiere nada con él todo por culpa de un malentendido.
—¿Crees que se sepa el sexo de mi sobrino?
—¿Sobrino?
—¿Y qué sería si no? Te apuesto a que tendrá los mismos ojos hermosos de su tío Ulises, que volverán locas a las chicas, porque estoy seguro de que será niño.
—¿Y si es niña?
—Seré un tío celoso, con escopeta en mano espantando a los pretendientes indignos de esa belleza, porque de que será una criatura hermosa, sé que lo será.
Vania se ríe por las ocurrencias de su amigo, al menos le levanta el ánimo y la hace sentir segura en medio de todo lo que está ocurriendo. Un suspiro se le escapa, mientras sus manos acarician su vientre con ternura.
—Trata de llamarlo, pregúntale directament