Los dos se voltean y consiguen el rostro molesto de Mateo observándolos con los celos en los ojos. Se acerca a Vania y tira de ella para separarla de Ulises, pero ella se zafa de su agarre y se separa de los dos.
—A mí no me trates así —sisea ella y sale del café, mientras que Ulises niega con la cabeza y va tras la chica, pero Mateo lo detiene.
—Es mi mujer, no te metas.
—Y es mi amiga, no voy a dejarla sola frente a tu rabieta —los dos dejan el local y alcanzan a Vania.
La chica sigue su camino sin mirarlos siquiera, está realmente molesta. Mateo la alcanza casi en la esquina, la toma del brazo para reclamarle, pero su gesto se suaviza cuando la ve mucho más enojada que él.
—¡Es el colmo del descaro, Mateo De Santis! ¡Es que ni siquiera puedo tener amigos!
—¡Claro que sí, pero que no te abracen…! ¡&