Faltando tres días para el matrimonio, los dos siguen durmiendo en habitaciones separadas y dejaron la intimidad, para darse gusto en la luna de miel, la que será en un yate para hacer un recorrido por el mediterráneo.
Vania está preparando precisamente su maleta para hacer el viaje, pero le entra una llamada y la responde de inmediato al ver que es su primo.
—¡Gianni! Cariño, ¿cómo estás?
—Muy bien mi princesita, pero te llamo para darte una mala noticia… no estaré en tu boda —en ese momento Mateo está parado fuera de la puerta, escuchando la conversación y apretando las manos por el coraje que siente.
—¡No! Gianni no me puedes hacer esto… ¿cómo se supone que haré esto sin ti? Sabes lo importante que eres para mí y en verdad te quería ese día conmigo, para bailar el vals.