El Dr. Solomon vino de Ciudad Imperial. Podría imaginarse que su identidad no sería corriente. Pero frente a tal enfermedad, incluso él era impotente. Esto era suficiente para demostrar la gravedad de la situación.
El tiempo pareció congelarse y el silencio invadió la sala.
Oscar y Malcolm se colocaron detrás de Katherine, como si la custodiaran.
Katherine cerró los ojos, agarrando con fuerza la mano de su padre, sintiendo su calor.
—Quiero estar un rato a solas con mi padre—, dijo finalmente en la silenciosa habitación.
Los dos hombres intercambiaron una mirada y salieron de la habitación. Katherine necesitaba tiempo para procesar todo lo que había pasado.
La sala volvió a quedar en silencio.
Padre e hija compartían una profunda conexión. Incluso en su estado de inconsciencia, Stanley parecía sentir la presencia de su hija, pero sus ojos permanecían cerrados.
La noche llegó en silencio.
En el interminable abismo de oscuridad, Katherine sintió agudamente la debilidad y fragilidad de s