Mirando a la mujer que no paraba de llorar de asco, no tuvo más remedio que seguir fingiendo, ¡pero todo lo que había sufrido hoy se lo había hecho Katherine!
¡Esa mujer la había metido en un buen lío hoy!
¿Por qué debería tener un hombre tan excelente como Anthony?
...
Fuera del edificio.
Una ráfaga de viento fresco le revolvió el pelo a Katherine, que cerró los ojos para sentir la suavidad del sol, disfrutando con avidez de un momento de paz.
El sonido de pasos detrás de ella la devolvió a la realidad.
—Entra en el coche.
Sonaron las palabras de mando de Anthony, y los ojos del hombre se posaron en el rostro ligeramente pálido de ésta. Por un momento, le desconcertó un poco la mente de la mujer.
Esto molestó un poco a Anthony. ¿Acaso no sentía nada por ningún hombre excepto Oscar y su padre?
Molesto sin motivo, arrastró a la mujer directamente al coche.
—No salgas eventualmente.
Anthony encendió un cigarrillo, lo apoyó con una mano y exhaló el anillo de humo, recordando en sus oídos