Isabella despierta con un peso en el pecho, como si el aire se negara a llenar por completo sus pulmones. Su mente aún está atrapada en la niebla del desmayo, entre los recuerdos que han regresado con violencia y la verdad que ahora conoce.
La luz tenue que se filtra por la ventana apenas ilumina la cabaña, pero es suficiente para que distinga las sombras de dos figuras sentadas a su lado. Renatto y Antoine.
Sus ojos se llenan de lágrimas al pensar que todos esos años protegió a su hijo, no era simplemente el sobrino que adoptó como suyo para darle amor. ¡Es su hijo biológico!
Suyo y de Renatto Corleone, el hombre que quería destruir.
Su hermano es el primero en notar que ha recuperado la consciencia. Se inclina ligeramente y le pasa un vaso con agua. Isabella parpadea un par de veces antes de incorporarse con dificultad. Su cuerpo está agotado, pero su espíri