Unos días después de la cena con los señores de la organización, el ambiente en la mansión Corleone se siente inusualmente tenso desde que Renatto anunció su viaje.
La noticia de que Renatto debía viajar a Sudamérica corre rápidamente entre los hombres de la mansión. El capo rara vez deja San Luca por tanto tiempo, lo que significa que el negocio requiere su presencia inmediata. Isabella lo escucha de boca de Riccardo mientras termina de organizar los materiales de estudio de Alonzo.
—¿Cuánto tiempo estará fuera? —pregunta sin levantar la vista de los libros.
—No lo sabemos. Lo suficiente como para que debas tener cuidado —responde Riccardo, mirándola con atención—. Si algo pasa, me lo dirás a mí.
—Como siempre —murmura Isabella.
Horas después, la mansión vibra con el ajetreo de la partida de Renatto. Hombres van y vienen asegurándose de que todo esté en orden. Isabella mantiene la vista en Alonzo, que no deja de mirar con tristeza a su padre mientras este se despide de él.
—No quiero