— ¿Hay forma de llegar hasta el estacionamiento subterráneo desde aquí? — La voz de James parecía más ronca de lo habitual.
—He… sí, claro, podemos salir al pasillo hacia los elevadores del otro lado, de esa forma bajaremos directamente al sótano, y desde ahí será más fácil.
Él asintió.
—Entonces vamos.
James se aventuró a abrir la puerta de nuevo y tras ver el corredor libre tomó de nuevo la mano de su falsa hermana y caminó con ella tratando de no llamar la atención, había mucha gente, así que no fue difícil, ambos subieron al elevador y ya dentro, ella presionó el botón que iba directo al sótano.
El aire dentro de la caja de metal parecía electrificado y el momento se tornó demasiado largo e incómodo. James fue el primero en romper el silencio.
—¿Vas a decirme qué hacías en las oficinas de presidencia? — preguntó evitando mirarla a la cara, todavía sentía cómo las piernas le hormigueaban y debió guardarse las manos en los bolsillos para mantener el autocontrol, pero no podía dejarse