Nefer se rompía la cabeza dándole vueltas a sus pensamientos. Amarrarlo, no, eso no funcionaría, él era muy fuerte y rompería las ataduras. Torturarlo sexualmente por más de una hora sin dejarlo culminar, eso podía funcionar pero sabía que el dios la seduciría y todo se iría a la basura. Morderlo como lo había hecho en el cuello, tampoco funcionaría, el muy maldito cicatrizaba muy rápido.
Unos brazos la rodearon y la atrajeron hacia el sólido cuerpo.
-No me entretengas Anubis, estoy pensando- regañó al dios que la miró con una inmensa son