Yo... también... te...

Aprovechó que Bastet estaba inmersa en los hechos frente a ellas y con un movimiento rápido de su mano cortó el brazo que la aprisionaba. 

La diosa soltó un grito y esta la empujó apartándose hiriéndose el costado del cuello aún más en el intento. No le importó. Sentía la sangre brotar y desplazarse por la ropa, pero eso no lo detuvo. Corrió hacia donde estaba Anubis con una sólida determinación.

El dios de los muertos no podía hacer nada, sentía su cuerpo atado dolorosamente. Nunca se imaginó que su mismo padre lo asesinaría. Invocó alguno de sus súbditos del mundo de los muertos como apoyo, pero estos solo se difuminaban ante el poder divino del dios mayor. El brillo de su espada estaba delante de él y a pesar de sacudirse para evitar su fin fue en vano. Solo quedaba esperar lo peor. 

Algo que nunca ocurri

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