Nefer se escondió detrás de la ancha espalda de Anubis mirando solo por el costado del brazo al nuevo inquilino y se sorprendió casi cayendo de nalgas de la impresión. Había visto a la tal esfinge en su forma original. Sabía que solo usaban su forma humana por comodidad o para rituales, pero tener la imagen real de ellos delante era un poco chocante.
A pesar de haber estado con Horus un tiempo en el Imperio, nunca había visto su forma de dios y era más que impresionante, intimidante para ser exactos.
Su cuerpo había aumentado de masa muscular, al igual que la altura hasta llegar a los dos metros y medios. Su piel normalmente pálida ahora tenía una coloración cercana al oro viejo y resplandecía con las ondas del agua en sus pies. Las grandes alas en su espalda parecían hechas de diversos metales y cristal donde la luz traspasaba, y su cabeza. Eso era lo más impresion