MILENKA
Despierto agotada, una nueva pesadilla me atesora y no resisto la sensación asfixiante que me provoca escalofríos. Me incorporo al mismo tiempo que tengo el coño húmedo, no me voy a mentir, pese a que Levi me violó, debo admitir que llegó un momento en el que lo disfruté y gemí como zorra cuando me penetraba.
Me pongo de pie, me dirijo a la ducha, la cabeza me da vueltas y siento que el aire me falta cuando veo las marcas que dejó en mi cuello, los golpes en el rostro, la rabia me llena, porque yo quería quedar embarazada de Nicola, no de un maldito asesino italiano.
—Maldición.
Pero no tuve otra opción, bien podría tomarme un par de pastillas y acabar con cualquier posibilidad de embarazo, no obstante, no es mi objetivo. Entro a la ducha, por lo menos, ahora, justo en este momento lo tengo comiendo de mi mano.
Para cuando salgo, Lizabetha está bajo el umbral de la puerta, esperando paciente a que salga del baño.
—¿Qué mierda haces aquí? —inquiero molesta.
Ella levanta l