La adición de los arqueros humanos fue una gran ayuda en la defensa. Pronto tuvimos que hacer uso del medio centenar, mientras Ronan seguía adiestrando a los que quedaran y reclutaba nuevos voluntarios. Y en Vargrheim y la aldea vecina se desarrollaba una nueva industria para entretener a todos los que no tenían una ocupación estable: la fabricación de arcos y flechas.
Los carpinteros sin pedidos se dedicaban a cortar y tallar arcos largos y resistentes. Las mujeres hilaban y trenzaban las cuerdas con fibras vegetales, elásticas y resistentes. Los niños rebuscaban en los campos y las niñas en los gallineros, recolectando las mejores plumas que hallaban.
Como no teníamos hierro suficiente para dotar a todas de puntas metálicas, y las puntas de piedra, aun pulidas y delgadas, añadían demasiado peso a las flechas, las flechas estaban rematadas con un extremo afilado. A pesar de nuestras du