Narrador Omnisciente
Algunas horas después, Anna estaba tomando un baño. De alguna manera, cuando su cuerpo entró en contacto con el agua y gimió con el placer del deleite, pudo percibir los gruñidos inconformes de sus tres compañeros.
¿Qué tanto estarían conectados sus lobos sin haberse vinculado? —pensaba juguetona—
Lo supo cuando comenzó a enjabonarse los hombros y descendió a sus senos. Inmediatamente, la puerta del baño se abrió, causando que gritara aterrorizada.
—Lo siento, cariño, pero si no quieres que en esa tina haya 4 en lugar de 1, deja los jueguitos. Tu loba transmite en directo tus sensaciones y pensamientos.
—Quería probar, ya sabes Alexander, ese vínculo. Lo sentí con tus hermanos, pero no sabía si era tan fuerte. Es decir, que si mi mano bajara por mi estómago y más allá del ombligo...
—Sí, los tres estaríamos locos por tenerte…
— ¿Podrían controlarse como hasta ahora?
—No.
— ¿Y si yo no quiero que se controlen? Los deseo, a los tres. ¿Qué sucede si lo hacemos juntos,