6. Es una pésima idea
Ethan respira hondo, todavía con la mirada fija en mí, como si estuviera decidiendo si vale la pena seguir con las provocaciones.
Luego, sacude la cabeza y se aleja, caminando hacia la ventana. Con las manos en los bolsillos, contempla la vista de la ciudad, ignorándome por completo.
Tras unos minutos de un silencio insoportable, decido hablar. La incomodidad de su presencia ya es suficiente; el silencio solo lo empeora.
— Pensé que tu oficina estaba en otro piso — murmuro, apretando nerviosamente el borde de mi vestido. Ethan suelta una risa seca, sacudiendo la cabeza.
— Al parecer, James decidió que sería buena idea pedirme que lo esperara aquí — responde, todavía de espaldas a mí. — Espero que no hayas hablado de lo que pasó entre nosotros, porque no tengo ni la menor paciencia para lidiar con un posible problema.
Un posible problema. Claro, eso es lo que soy para él. Si no, no habría dejado ese dinero como si quisiera evitar cualquier dolor de cabeza futuro.
Trago saliva, sintiend