Capítulo 3: Mi Luna

Katherine

El que él me dijera que yo era su Luna me parecía algo muy loco, pero por una extraña razón, sentí que algo se removió en mi interior. Le creí. No entendía muy bien del tema, pero le creí lo que me decía.

Sus ojos estaban sobre los míos, pero luego sus labios viajaron hacia mis labios. Y yo quise besarlo.

—¿Qué pasa? —me preguntó Damon.

—¿Por qué?

—Porque tu corazón está latiendo desesperado —comentó. Pero creo que él sabía por qué me había puesto nerviosa—. ¿Es porque estoy mirándote los labios?

Dios míos.

Esa pregunta, para mí, fue pura tentación y no lo podía entender. ¿Esto era parte de ser su Luna?

—Sí, es por eso —asintió—. Tienes unos labios muy hermosos. No puedo parar de pensar en mí besándolos.

Y no tuvo que decir ninguna palabra más, y ni siquiera me dio tiempo a mí para decirle algo, pues Damon Grey me besó. Ese hombre tocó mis labios con los suyos y me llenó de un fuerte sentimiento y alocadas sensaciones que no podía controlar.

Me aferré a él como si de eso dependiera mi vida. Pero nuestro momento de cariño no duró lo que me habría gustado que durara, pues el sonido del timbre de la casa nos terminó separando. Fue muy incómodo como nos vimos cuando abrimos los ojos, pero él emitió una sonrisa leve.

—Esa conexión que sientes y no entiendes, es porque eres mi Luna —explicó.

—¡Damon! —se escuchó que alguien gritó a lo lejos. Era una voz femenina.

—Ven conmigo —me pidió y me tomó de la mano para sacarme de la habitación.

Me llevó hasta la sala y luego caminamos hasta la entrada de la casa, donde Damon se detuvo y se puso delante de mí, como si estuviera protegiéndome de la persona alta, de ojos verdes y cabello negro que se encontraba del otro lado de la puerta.

—Vengo a llevármela —el hombre me miró.

—No puedes llevártela, Kyle. Ella es mía ahora y se casará conmigo porque es mi Luna.

¿Qué? ¿Casarme con Damon?

—Ella no puede casarse contigo porque es parte de mi manada. Soy su alfa, por lo tanto, ella tiene que hacer lo que yo le digo. Debe obedecerme a mí. No le permito que se case contigo.

O sea que... ¿ese hombre fue quien me mordió la noche anterior?

—Yo no iré a ninguna parte contigo —me defendí ante Kyle.

El hombre me miró y sus ojos se volvieron rojos. Ese era el color de los ojos de un alfa.

—Ya la oíste, no quiere irse contigo —Damon me tomó de la mano—. Es mi Luna ahora.

—Sabes bien que no puedes estar con tu Luna si el alfa de la mujer lobo no lo permite. Si te casas con ella sin mi permiso, una maldición caerá en ti y en ella.

Damon

Una de las tantas reglas del mundo sobrenatural, decía que, si un hombre lobo tenía como Luna a una mujer lobo, y éste pertenecía a otra manada, sí o sí se debía tener el permiso del alfa de la Luna para que una relación de amor comenzara entre ambos. De lo contrario, si se rompía la regla, desgracias pasarían en la vida de quienes no cumplieran.

Pero desde que yo vi a Katherine y supe que era mi Luna, estaba dispuesto a correr el riesgo. No me importaba lo que pasara, yo quería estar con ella.

—Vete de mi casa —le ordené a Kyle, pero éste no me hizo caso y tiró de mí para sacarme de la casa y empezar a golpearme. Eso era algo que tenía el alfa Kyle, que era un maldito agresivo.

Katherine salió de la casa. Quise decirle que se regresara para estar a salvo, pero Kyle la tomó y usó su velocidad de lobo para llevarse a Katherine. Escuché que ella gritó asustada, y yo no dudé en levantarme del suelo para ir a rescatarla, pero perdí el rastro de su olor a los pocos minutos de haberlos perdido de vista.

Maldije.

Kyle estaba loco, él podía hacerle cualquier daño a Katherine por no haber querido irse con él. Ella podía estar sufriendo las consecuencias de haberse rehusado a ir con él.

Corrí hasta la casa de Kyle, toqué la puerta, incluso rompí un vidrio para llamar la atención de Kyle y su manada, pero aparentemente, la casa estaba vacía.

Entonces, si Kyle no estaba aquí, ¿en dónde es que él se encontraba? ¿Dónde estaba mi Luna? ¿Ella estaba bien? ¿Él la había asesinado?

Fui en busca de mi manada. Los reuní a todos y les di la orden de que me ayudaran a buscar a mi Luna. Era mi manada contra la manada de Kyle.

Katherine

Había pasado un día entero. Las horas pasaban y Damon no llegaba a luchar por mí.

Me encontraba atada de pies y manos. Kyle me había inyectado una especie de sedante para que no tuviera fuerzas para moverme. Estaba muy asustada y solo quería que Damon viniera a por mí a rescatarme.

—Damon te encontrará y te matará si me haces daño —lo desafié.

Kyle se dio la vuelta para verme y me sonrió malvadamente. Me dio una bofetada que no me vi venir.

—Él me va a encontrar. Yo soy su Luna. No dejará que me lastimes —lo volví a desafiar, sintiendo el ardor en mi mejilla derecha.

—La idea es que él venga aquí e intente salvarte. Porque así tendré la oportunidad de matarlo para que ya no sea un impedimento entre tú y yo. Has sido mordida por mí, me perteneces. Y si no cierrras la m*****a boca, te aseguro que tú morirás junto con él.

Se escuchó un fuerte ruido en la parte de arriba de la casa vieja a la que me Kyle y su manada me llevaron.

Sabía que era Damon que venía a rescatarme.

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