Capítulo 4: La maldición

Katherine 

Escuché rugidos en la parte de arriba de la casa, rugidos de hombres lobo completamente furiosos. El Alfa Kyle me dejó sola en el sótano y comencé a sentir el verdadero terror cuando los gritos y el calor comenzaron a sentirse. Polvillo caía sobre mi cuerpo, indicándome que la casa comenzaba a quemarse.  

Estuve allí por varios minutos, sintiendo cómo el calor se volvía más intenso, y con el terror de terminar quemada. Grité pidiendo auxilio y supe en mi interior que Damon me estaba escuchando. La pelea pareció intensificarse en la parte de arriba, mientras yo gritaba para que me ayudaran. 

El humo comenzaba a asfixiarme.  

La puerta del sótano se abrió y creí que sería Damon quien bajara de las escaleras, pero fue Kyle quien lo hizo. Caminó enojado hacia mí y me tomó del cuello y me levantó de la silla, ahorcándome. Quise luchar, pero no podía.  

Justo cuando mis ojos estaban perdiendo la visión, noté que alguien venía corriendo hacia nosotros dos. Cuando abrí los ojos después de sentir que mi cuerpo cayó al suelo, vi a Damon luchando contra Kyle.  

—Te declaro la guerra, Damon Grey. ¡Por robarte a mi beta, mi manada luchará con la tuya hasta el fin de los tiempos! ¡La maldición caerá en ti y en ella y no podrán salvarse de las desgracias! 

Ambos tenían una fuerza increíble porque lucharon el uno contra el otro lastimándose mucho, pero Damon, mi Damon, pudo dejar a Kyle inconsciente después de inyectarle algo en el cuello.  

Tosí por el fuerte humo, el cual me estaba dejando muy débil. Creo que perdí la consciencia, me dormí o me desmayé, porque cuando desperté, estaba en la cama de Damon otra vez. Pero esta vez, él estaba acostado a mi lado, mirándome.  

—Despertaste. 

—¿Qué pasó? ¿Y Kyle? 

—Está muerto. O eso creemos. La casa se incendió por completo. Debes ir a ducharte, estás sucia por el sótano y el humo del incendio.  

¿Muerto? No. No sé si esto era algo de Beta a Alfa, pero yo sabía que Kyle no podía estar muerto. No lo sentía así. 

Antes de que él me prestara algo de ropa para ducharme, me trajo la cena a la cama. Durante toda la comida, él no dijo ni una sola palabra, solo se quedó observándome. Después de la ducha, salí del baño de su cuarto con solo una remera larga de él. Damon me observó un momento, pero se contuvo de seguir haciéndolo.  

—¿Puedes hablarme de la maldición de la que Kyle hablaba? —le pedí para cortar el silencio.  

—La maldición dice que si tú y yo tenemos una relación amorosa sin la aceptación de tu alfa, la desgracia aparecerá en tu vida y en la mía. Por orden natural de la vida, no se puede.  

Me sentí decepcionada.  

Sé que apenas lo conocía, pero todo mi ser quería tener algo que ver con él. Queria ser más que su amiga o una conocida. Todo mi ser me gritaba que ese hombre era para mí.  

—Pero yo estoy dispuesto a estar contigo si tú me lo permites —aclaró.  

—¿Quieres estar conmigo? 

—Quiero ser todo de ti. Tú eres mi Luna. Me perteneces, no puedo simplemente dejar que te vayas. Quiero que vengas a vivir conmigo, aquí, en mi casa. Que duermas aquí, en mi cama, conmigo.  

—Pero es que...  

—La Madre Luna te asginó para mi vida —explicó—. Estamos asignados, Katherine.  

—Está bien —acepté. Sabía que esto era muy loco, que mi familia se opondría, pero no me importaba.  

—Mañana te mudarás aquí —dijo feliz.  

—Entonces... ¿puedo saber qué somos? Tal vez es muy pronto para... —no me dejó terminar mi oración. 

Y me besó.  

Me besó apasionadamente, y mis pirneras flaquearon de los nervios. Me sentí envuelta en una ola de pasión y seducción por parte de Damon, pero me dejé llevar porque yo quería esto.  

Esa noche, tan pasional, tan inadecuada para el mundo sobrenatural, nos dejamos llevar y nos envolvimos bajo las sábanas de su cuarto e hicimos el amor apasionadamente.  

Pero, un error grande que tuvimos, es que no nos cuidamos.  

Esa misma noche, mientras dormíamos abrazados, soñé que quedaba embarazada. Fue extraño. Se sintió demasiado real para ser un sueño. Me desperté en medio de la madrugada y me tomé del vientre, sintiendo que, a partir de esta noche, las cosas en mi vida se volverían más descabelladas.  

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