La vida de Damon Grey cambia por completo cuando su Luna llega a su vida a cumplir su profecía. Pero la vida de la dichosa Katherine Valerie corre peligro. ¿Podrá Damon proteger a su amada Luna? ¿Podrá salvarla cuando la vida de ella penda de un hilo?
Ler maisDamon
Mi hora de transformación estaba a punto de empezar y yo ya estaba llegando al bosque demasiado tarde como para alejarme de mi casa. La última vez que estuve cerca, casi destrocé todo a pedazos. No hace mucho tiempo que me convertí en alfa, y por eso todavía seguía siendo difícil para mí el proceso de transformación en las noches de luna llena. Hace un año atrás era un beta, pero terminé convirtiéndome en alfa. Fue un cambio repentino y que no me esperaba en su momento, por eso las transformaciones en estas noches eran un terrible dolor, pues cada uno de mis huesos se rompían de una forma inexplicable y me hacía gritar peor que a un beta. Pero no todo era tan malo, ser alfa también tenía sus ventajas, pues la fuerza que poseía dentro de mí era mucho mayor y sorprendente.
Cuando llegué al bosque, podía sentir ese cosquilleo incómodo en el cuerpo que la luna llena traía consigo para los lobos. Sabía que podía encontrarme con algún otro lobo en esta noche, pues no era el único hombre lobo que salía a cumplir con su transformación en el bosque. Me alejé lo más que pude de las calles, me adentré más en el bosque, y estaba dispuesto a dejar que la transformación llegara, pues el cosquilleo ya se volvía cada vez más difícil de controlar.
Me quité la remera para no romperla, pero cuando estuve por quitarme el pantalón, escuché un grito desesperado que me dejó pensando. Miré hacia todos lados, buscando de dónde provenía ese sonido, hasta que miré hacia mi derecha cuando el gritó volvió a escucharse. Era el grito de una mujer que pedía auxilio. La muchacha estaba desesperada, lo podía sentir porque hasta podía escuchar sus latidos del corazón descontrolados.
No lo dudé y fui corriendo a encontrar a la muchacha. Supe que un hombre lobo transformado estaba detrás de ella y que la chica estaba en peligro cuando escuché un aullido. Noté movimientos, sonidos de pasos apresurados acercándose a mí. La chica tuvo intención de pasar corriendo por mi lado, pero la detuve con mis manos de los brazos para tranquilizarla.
Los ojos de terror de la chica estaban llenos de lágrimas, pero sus extraños ojos color verde fueron los que me dejaron atrapado en ella por un momento. Rápidamente sentí un cosquilleo fuerte en todo mi cuerpo, pero era un cosquilleo diferente al de la transformación. Es más, sentía que este nuevo cosquilleo era más fuerte que el de mi transformación, incluso era capaz hasta de hacer que dejara de sentir mis enloquecidos deseos de convertirme bajo la luna. La recorrí rápidamente con mis ojos, sintiendo cómo temblaba, escuchando sus latidos fuertes, notando el color negro de su cabello. Algo en mí se removió y no entendí por qué. Algo en mí quiso proteger a esa muchacha a toda costa de los peligros del bosque y de la vida. Algo en mí me dijo que tenía que cuidar de ella para siempre.
Hasta que supe qué era.
Recordé la profecía que aquella bruja me dijo una vez: “En una noche de luna llena, te toparás con una chica de ojos verdes y cabello negro. Tendrás un instinto de protección con ella que jamás sentirás por nadie, ni siquiera por alguien de tu manada. Su nombre empezará con K. Ella será tu Luna. Lo sabrás con seguridad cuando la encuentres.”
Mi Luna.
Lo supe de inmediato.
Con solo mirarla a los ojos, pude sentirlo.
La bruja no me había mentido con mi profecía.
—¿Estás en peligro? —pregunté.
Ella casi no pudo hablar del miedo, pero formuló una palabra con la voz temblorosa y rota.
—Ayúdame —me suplicó.
Miré su brazo después de percatarme del olor a sangre. La chica estaba sangrando, tenía una mordida de hombre lobo. Supe, entonces, que el lobo no estaba buscándola para matarla, sino que estaba intentando agrandar su manada y ahora quería llevársela con él.
Pero ella era mi Luna ahora. Yo lo sabía. No iba a dejar que alguien se la llevara. Tenía que protegerla.
—Estás herida. ¡Hay que correr! —le indiqué, tomándola de la mano para que empezáramos a correr juntos. La chica me siguió con rapidez, pero podía notar cómo sus piernas flaqueaban del miedo que la invadía. Sentí tristeza por ella, preocupación. Era mi instinto reaccionado a que ella era mi Luna.
No podía creerlo.
Mi Luna al fin había llegado a mi vida.
—Ya no puedo correr más —me dijo con desesperación, completamente agitada y cansada.
No dudé en tomarla entre mis brazos y llevarla cargada hasta mi casa. El hombre lobo no podría entrar allí, a mi hogar, pues está prohibido por ley natural de los hombres lobo el entrar a la casa de un alfa sin permiso. Allí ella estaría a salvo.
Lo único malo y lo que me estaba preocupado mucho, es que yo podía hacerle daño. Estaba en mi proceso de transformación. Me terminaría convirtiendo en cualquier momento, así que tenía que apresurarme a dejarla en mi casa.
Vi la luz encendida de la sala de mi hogar a pocos metros de mí. Me metí dentro y dejé a la hermosa muchacha de pie en el suelo, pero ella se aferró a mí con miedo, buscando mi protección.
—No me sueltes —suplicó.
—Sé que estás muy asustada en este momento, pero tengo que irme ahora mismo. Tú puedes quedarte aquí con mi hermana —le aseguré, sintiendo cómo mis huesos querían empezar a romperse para transformarme. Estaba luchando contra la transformación y eso estaba prohibido en mi mundo—. ¡Alexa! —le grité a mi hermana, quien era humana, para que bajara de las escaleras y me ayudara con mi Luna.
—¡No, no me dejes aquí!
Mi hermana bajó preocupada, casi corriendo y se quedó sorprendida cuando me encontró con la muchacha. Sus ojos me preguntaron qué pasaba, quién era esa muchacha, pero no era tiempo de explicar.
—Alexa, ayuda a la chica, está herida. La han mordido —expliqué.
Tuve que hacer que la chica me soltara para poder irme, pues mi situación se estaba poniendo cada vez más tensa. El dolor de la transformación se volvía agudo y si no me iba ahora mismo iba a terminar lastimando a la muchacha y a mi hermana.
Casi corrí a la puerta, pero me detuvo un sonido de algo cayendo al suelo. Cuando me di la vuelta, encontré a la chica desmayada.
Damon Noté que el cuerpo de Katherine se removía en la cama levemente, pero mi mente me advirtió que no me hiciera ilusiones, pues Katherine no iba a despertar. Sí, mi mente estaba en mi contra estos días, pues era pesimista, pero una parte de ella todavía tenía esperanzas de que Katherine lograra despertar. Yo sabía que era muy difícil que Katherine se despertara, pues la misma Kayla me lo dijo, pero yo no podía perder la esperanza o mi vida terminaría. Noté nuevamente que Katherine se movió y decidí prestar más atención. Tal vez yo no estaba tan loco como mi mente me hacía creer. Agudicé mi oído y escuché cómo sus latidos del corazón empezaban a acelerarse, y eso no pasó en los últimos días en los que Katherine estuvo dormida. Me acerqué un poco más hacia su cama y toqué el brazo de Kayla, quien tenía los ojos cerrados y estaba atenta y concentrada en el hechizo que estaba realizando. Kayla me había pedido específicamente que no la molestara mientras ella hacía el hechizo, pero ne
Katherine No sé qué fue lo que pasó, pero sentí que una fuerza exterior a mí me abdujo por completo. Cuando al fin pude ver no me encontraba en un lugar oscuro y vacío, sino que me encontraba en una habitación que no era la mía, ni la de Damon. Me di cuenta por todo lo que había a mi alrededor, que estaba en el hospital, con mi cuerpo recostado en una cama y con algunas velas a mi alrededor y un sutil aroma a sahumerio de sándalo. Me arranqué rápidamente el suero, pues no quería tener eso en mi brazo. También lo arranqué porque quería saltar de la cama e irme corriendo hacia alguna parte por la desesperación que me invadía el cuerpo por completo. Un fuerte dolor de cabeza me detuvo y me tomé de las sienes para calmar el dolor, pero no lograba hacerlo desaparecer. Cerré los ojos con fuerza, temblando del miedo y del frío. Mi cuerpo se sentía pesado y con un sutil dolor, como si estuviera engripada, pero yo sabía que era por haber estado en el infierno. Ahora entendía a la perfección
Katherine Sí, definitivamente esa voz fue de Damon. ¡Él estaba luchando para sacarme de aquí! Sentí, por primera vez, una verdadera esperanza. Todo lo que me dijo volvió a escucharse, con un eco mucho más fuerte. Pero mi llanto no se detuvo, pues saber que él estaba luchando por sacarme de aquí me llenaba de angustia a la misma vez. Mis emociones estaban descontroladas. Sí, había esperanza, pero la desesperanza me estaba matando por dentro. Pero algo malditamente horrible me dejó paralizada y muy asustada. Escuché voces, no era solo la de Damon, sino que también era la de otra mujer. No tardé en descifrar que se trataba de Kayla. Pero lo que Kayla empezó a decirle a Damon me aterró. —Dime la verdad, Kayla, ¿ella puede morir estando allí? Su cuerpo de aquí, ¿puede morir? No quiero que me digas mentiras, necesito la verdad para prepararme, para buscar más alternativas. Tal vez tú sola no puedas hacer el trabajo, por más fuerte y experimentaba que seas en el asunto. Necesito que seas
Damon —Es que ahora sabes lo que es amar de verdad a una persona que no es de tu familia. Con la manada hemos notado tu cambio, pero no lo vemos como algo malo, no sentimos que seas débil. Creo que hemos podido conectar más contigo desde que ella apareció en tu vida. Si ella fuera mi novia, yo no bajaría los brazos, amigo. Las brujas están trabajando para ayudarla, así que el trabajo está en camino. La ayuda está en marcha. Solo es cuestión de tiempo para que Katherine se despierte. El miedo te hace sentir negativo y está controlando tu mente. Recuerda lo que siempre nos has dicho sobre el miedo: no debemos dejar que el miedo controle nuestra mente. Cuando sintamos miedo, es cuando más fuertes debemos ser. Debemos luchar contra él, porque si dejamos que nos atraviese, terminaremos muertos y habremos perdido la batalla. —Son buenas palabras, pero ahora entiendo lo complicado que es ser positivo en estos momentos. Pero aquí sigo, a pesar del miedo, estoy aquí con ella, esperando a qu
Damon Me sentía completamente desgastado emocionalmente y físicamente. Mis emociones negativas afectaban gravemente mi cuerpo. Me sentía muy cansado todo el tiempo y en lo único en lo que podía pensar para sentirme bien era en momentos lindos que he compartido con Katherine, incluso agregué en mi mente algunas situaciones en las que me gustaría poder estar con ella, pero cuando recordaba lo que le estaba ocurriendo a Katherine, mi corazón se quebraba nuevamente y me sentía mal otra vez. No tener el control de la situación me estaba matando por dentro. Verla en esa cama otra vez y que ella no despertara de su trance comenzaba a hacerme perder la esperanza. Pasaron dos días desde que Katherine se desmayó y no volvió a despertarse. Sé que dos días no era mucho tiempo, pero para mí eran eternos. Durante estos dos días solo pude dormir unas cinco horas en total. El cansancio me estaba matando, pero la cafeína y algunas píldoras me mantenían alerta. No quería perder de vista a Katherine.
Damon¿Alexa? —¿Alexa? Anoche la vi y se veía bien. No la vi mal. ¿Qué es lo que tiene? —Será mejor que la llames tú, Damon. Tengo que ver a Kayla ahora, estoy frente a su casa. Te llamaré para contarte. Cuídate. —Hazlo. Te hablaré luego. Cualquier situación que suceda, me avisas de inmediato. Cuídate. Algo me dice que todos estamos en peligro ahora. Mudarnos de ciudad no ha ayudado a liberarnos de Kyle. No sabemos qué más puede hacer. Colgué la llamada, preocupado por Katherine, y ahora preocupado por mi propia hermana. Noté que Clayton me habló en un tono serio cuando mencionó lo de Alexa, así que temí que se tratara de algo grave. Llamé a mi hermana. —¿Hola? ¿Damon? —Alexa, ¿qué ocurre contigo? Clayton me ha dicho que no te sientes bien. ¿Ha pasado algo? ¿Te sientes enferma? —Le dije que no te dijera nada. Es mi culpa por pedirle a un miembro de tu manada que no te diga nada. Es obvio que él iba a decirte, tú eres su Alfa. Él debe decirte todo —desvió el tema. —Dime q
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