Punto de vista de Ángel
Caminando por el pasillo, el olor metálico, aunque débil, me provocaba náuseas. Ryder sostenía mi mano y me la apretó suavemente. Alessa mantenía su mano sobre mi hombro mientras yo miraba hacia adelante.
A medida que nos acercábamos a la puerta que conducía a la sala roja, podía escuchar sus gruñidos y gemidos ahogados. El sonido de golpes contra la carne, el tintineo de cadenas. Sabía que lo estaban moliendo a golpes hasta convertirlo en una masa sangrienta.
Llegamos a la puerta, introduje el código y esta se abrió con un clic. Me hice a un lado mientras Mateo y Catalina entraban con las montañas. Alessa me miró con preocupación, pero negué con la cabeza, indicándole que estaba bien.
—No necesitamos entrar ahí. Podemos volver a la mansión y hornear algo con Rebel y Scar —dijo Ryder. Levanté la mirada hacia él y vi que me observaba con lástima. Lo odiaba. Odiaba esa mirada que me estaba dando. No necesitaba la compasión de nadie.
—No, esto tiene que hacerse. Pe