―Creí que estaba claro que le habíamos hecho un favor―añade Konor bastante molesto―pero supongo que esto es lo que pasa en las guerras y que no puedes ayudar a tu enemigo.
“¿Ayudar al enemigo?”, repite Aella preocupada.
― ¿Me lo dices a mí? ―le contesta Melvin cabreado―yo fui el sacrificado, al que le tiraste el veneno, para que su escape pareciera real.
“Goran, están hablando de Goran y lo ayudaron a escapar y todo lo que habíamos pensado de estos dos era cierto”, le digo a Aella con pánico, porque teníamos razón cuando decíamos que sí que lo habían ayudado a escapar, incluso Aella insinuó que se habían colocado el veneno para que pareciera real.
“Te lo dije”, se limita a decirme Aella, aunque no me parece que quiera regodearse en este momento que estamos en peligro.
―No tenemos tiempo para tus quejas,