Aunque a Alicia no le hacía ninguna gracia el escándalo que se había armado en internet, sabía que Sebastián era, en el fondo, un muchacho que había sufrido mucho. Después del pleito que tuvo con su madre biológica, era muy probable que ya no volvieran a tener contacto.
Además, su hija había intercedido tanto por él y la noticia de la boda ya se había hecho pública. Así que buscó una buena fecha en el calendario, fijó el día de la ceremonia y empezó a organizar las invitaciones y a buscar el lugar para la recepción.
Regina se encargaría de elegir su vestido de novia. Sebastián le dio su tarjeta de crédito para que pagara todo con ella.
Durante los días siguientes, puso en pausa todos sus proyectos de trabajo para dedicarse a los preparativos.
Él, por su parte, tenía que ponerse al día con el trabajo que había dejado pendiente, lidiar con la opinión pública en internet y manejar el pleito legal con su madre. Para poder liberar su agenda para la boda, tuvo que trabajar sin descanso para